Mateo 7:1-5 dice : “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”
Estos pasajes, muy conocidos para los nosotros los cristianos, acarrean mucha confusión y controversia. Incluso los no convertidos los utilizan en contra de los cristianos que hablan de los males sociales: de los drogadictos, de los criminales, de los adúlteros, de los inconversos, etc.
Muchas personas interpretan que este pasaje convierte en pecado el simple hecho de juzgar, o sea que le prohíbe al cristiano juzgar a otra persona, emitir juicio sobre ella de manera contundente y absoluta. Sin embargo, un estudio concienzudo de lo que las Sagradas Escrituras nos revelan sobre el juzgar nos enseña de otro modo.
En primer lugar, veamos el contexto dentro del cual Mateo exhorta a no juzgar. De la última categoría o tipo de persona que la cual hablan los versículos anteriores es de los gentiles y en los versículos subsiguientes al que nos ocupa, habla de no dar lo santo a los perros ni arrojar perlas a los cerdos. Tomando el contexto dentro del cual se nos prohíbe juzgar es hacerlo de manera hipócrita, como los gentiles, sin respetar lo sagrado, fuera de los términos bíblicos. De igual forma se insta a juzgar, o sea emitir juicio para no dar lo santo a quien no está apto para recibirlo. Por ejemplo: ¿serviría usted comunión a una persona embriagada? No. Pues para decidir tuvo que discernir entre lo correcto y lo incorrecto, tuvo que juzgar. ¡A este tipo de juicio estamos llamados! ¿Lo duda? Continuemos.
¿Qué más nos dice la Palabra sobre juzgar? Yo sé que muchos cristianos se sorprenden cuando leen: “No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.” Juan 7:24
Entonces, ¿se puede o no se puede juzgar? Al igual que el cuerpo humano trabaja como un todo, sistémicamente, así también la Iglesia que es el Cuerpo de Cristo tiene que trabajar sincronizadamente. Muy claramente la Palabra nos dice en Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”
Entonces, podemos juzgar, con juicio justo, con discernimiento, no en ánimo de menospreciar, ni con hipocresía, sino para cuidarnos los unos a otros como hermanos en la fe. Estamos llamados a amonestar, corregir con amor, ministrar.
Así vemos como en Mateo 7, dentro del mismo capítulo con el cual iniciamos este estudio,pero en sus versículos 15-20 se nos dice: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis.” Este mensaje no es otra cosa sino una advertencia, una exhortación a que hagamos uso del buen juicio, del discernimiento que nos da la relación con Dios y el estudio de Su Palabra para distinguir los falsos profetas de los que profetizan en espíritu y verdad. Juzgando de esta manera protegemos la iglesia.
Como vemos, juzgar sin justicia, por señalar, por maldad o en hipocresía nos es vedado. Sin embargo, si mantenemos una vida de oración que sustenta una relación con Dios y escudriñamos Su Palabra, se nos exhorta a emitir un juicio justo con discernimiento del Espíritu Santo, para los fines del reino. La exhortación a juzgar no está flotando en el vacío, está cimentada en el amor y los parámetros del ministerio del mismo Jesucristo. ¡Júzguelo usted mismo!
¡Poderoso! Gracias por esa interpretación muy acertada en donde se considera la época y para quienes fue escrito. Conseguir escritos como estes no es común. Créeme que tenido que leer mucho para mi tesis doctoral en interpretación bíblica. ¡Adelante en Cristo!
Amén amén