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La mente de Cristo

Writer's picture: Ministra Arlene I. SalcedoMinistra Arlene I. Salcedo

Updated: Dec 9, 2020

La mente de la persona secular es diferente a la mente bíblica que debe tener todo cristiano maduro. Esto es así porque la persona secular tiende a tener una visión de mundo donde el ser humano tiene el papel protagónico. Para la mente secular lo más importante son los sentimientos, emociones, pensamientos, necesidades y deseos del ser humano. Por otro lado, la persona cristiana tiene como eje de vida a Dios y su visión de mundo, sus pensamientos y actividades giran en torno a una vida espiritual. “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” (Romanos 8:5 RVR)

La palabra de Dios nos invita a tener una mentalidad que sea conforme a la voluntad de Dios: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:2 RVR)

También nos dice La Palabra en 1 Corintios 2 (RVR 1960): [énfasis nuestro]: “2 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.9 Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

Este capítulo dos de primera de Corintios es rico en enseñanza y nos plantea una realidad que a primera vista resulta audaz:¡ tenemos la mente de Cristo! Si desconocemos el significado de esta aseveración y si la miramos fuera del contexto bíblico, puede sonar hasta herética. Sin embargo, la aseveración es absolutamente cierta y poderosa. Veamos.

Cuando conocemos y aceptamos a Cristo como nuestro salvador y somos bautizados, morimos al pecado y comenzamos una nueva vida: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” (Romanos 6:4 RVR) Así, salvos por gracia por medio de la fe y recibiendo el Espíritu Santo se nos abre el entendimiento al mundo espiritual del cual formamos parte. “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38 RVR) Hemos sido transformados, renacemos en Cristo. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17 RVR) Ya no somos aquellos con mentalidad secular viendo al ser humano como centro del mundo. Así, al ser nueva criatura, naciendo de agua y de espíritu (vea Juan 3:5) nuestra mentalidad cambia a una mentalidad espiritual, que la persona secular no puede comprender. “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres” […] (1 Corintios 1:25 RVR)

Tener la mente de Cristo significa:

a) Tener una mente conforme a la voluntad de Dios – Jesús, siendo Dios hijo, se sujetaba a la voluntad del Padre: “diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22:42 RVR) Así nosotros, debemos escoger someternos a la voluntad divina también.

b) Tener una mente en constante comunicación con Dios para fortalecernos espiritualmente – Jesús nos demostró con su ejemplo la importancia de la oración. La Palabra nos muestra a Jesús retirándose para orar, así como exhortando a otros a orar. “Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.” (Lucas 22: 45-46 RVR)

c) Tener una mentalidad que abrigue el perdón – Jesús entregó su vida por el perdón de nuestros pecados y nos enseñó a perdonar: “Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” (Mateo 18: 21-22 RVR)

d) Tener una mente que rechace el pecado y quiera transformar al pecador – Queremos llevar las buenas nuevas de Jesús a los demás para que participen de la salvación que su muerte nos regaló. “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” (Mateo 9:12-13 RVR)

e) Tener una mente que lleve a actuar en amor – “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34 RVR). “

Nosotros no somos un cuerpo con espíritu, sino un espíritu con cuerpo. Tenemos que entender nuestra naturaleza espiritual y alimentar al espíritu con lectura bíblica, oración, ayuno, alabanza a Dios. No permitamos que los asuntos de la carne nos alejen de los asuntos del espíritu. No permitamos que trivialidades nos distraigan del quehacer espiritual.


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