“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. !! Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. (Santiago 4: 3-4 RVR60)
El libro de Santiago es corto y sin embargo, toca puntos medulares y enriquecedores para la educación de todo cristiano. Hoy destacaremos estos versículos que, aunque breves, son impactantes y nos traen un mensaje a la vez fuerte y edificante. Veamos.
El versículo tres nos dice que pedimos mal por lo que no recibimos. Dice que pedimos para gastaren nuestros deleites, refiriéndose a la carne, a cosas mundanas y triviales. El versículo cuatro nos expresa de manera contundente que la amistad del mundo es enemistad con Dios. Por supuesto, el mundo es contrario a Dios, egoísta y lleno de pecado pues Satanás es el dios del mundo (2 Corintios 4:4).
Ya se nos ha advertido que no podemos servir a dos señores. ”Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Mateo 6:24 RVR60) Es que hay absoluta incompatibilidad en servir dos señores.
Pedimos mal porque no pedimos conforme a la voluntad de Dios para nuestras vidas. Pedimos mal porque no pedimos para enriquecer el espíritu y acercarnos a Dios. Pedimos mal cuando pedimos para satisfacer deseos vanos que; no aportan a nuestro quehacer espiritual. Pedimos mal cuando pedimos lo que no nos conviene, lo que sólo satisface necesidades mundanas. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” (1 Juan 2: 16 RVR60) Es un mensaje claro que se reitera a través de toda la Biblia.
“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.” (Romanos 7:18 RVR60) Somos una dualidad: espíritu y cuerpo. La carne es débil, por lo tanto hay que alimentar y fortalecer el espíritu para que controle la carne. “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26 RVR60) “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? “ (Marcos 8:36 RVR60)
Por esto tenemos que perseverar en seguir los pasos de Jesucristo, quien venció al mundo (Juan 16:33). Por su victoria somos también victoriosos.“¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1 Juan 5:5 RVR60) Jesús nos demostró que en todo momento puso como prioridad la voluntad del Padre, por eso el Padre se complació en Él.
Consistentemente se nos amonesta a poner como meta primaria las cosas espirituales. “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” (Colosenses 3:2 RVR60) Incluso, se nos indica que busquemos primero a Dios, para que lo demás nos sea dado. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33 RVR60) “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” (1 Juan 2:15 RVR60)
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” (1 Gálatas 5:16-23 RVR60)
Viendo el contraste entre el mundo y lo espiritual, entendiendo su significado y trascendencia ¿cómo no rendirse a la voluntad del Señor? Así pues, vivamos en el espíritu, para que nos gocemos en que nuestras peticiones sean conforme a la voluntad de Dios y recibamos. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19 RVR60).
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