“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” (Santiago 2:13 RVR60)
Este versículo me impactó muchísimo porque sé que Dios es justo y también misericordioso. Cuando era joven me preguntaba constantemente si el Señor sería más justo que misericordioso y debatía en mi mente sobre ambos términos. Cuando leí el versículo le pedí a Dios que me diera discernimiento para poder entenderlo cabalmente. Me intrigaba la segunda parte del texto “misericordia triunfa sobre el juicio.” Veamos.
Entendemos que justicia se refiere a dar a cada cuál lo que se merece, es un ejercicio primeramente intelectual. No es difícil esa interpretación. Profundicemos entonces en el versículo, estudiando ahora el concepto de misericordia.
Este versículo nos insta a imitar a Dios siendo misericordioso con los demás, a tener empatía y perdonar, ya que Dios sin merecerlo, nos ha perdonado y nos perdona nuestros pecados por su gran misericordia. En contexto, observamos que los versículos anteriores hablan de la importancia de la imparcialidad para cumplir con el mandamiento de amar al prójimo como a nosotros mismos.
Continuemos. Si estudiamos la etimología de la palabra misericordia vemos que proviene del latín miser verbo que significa “piedad” y cord o cordis que significa “corazón”. Así también vemos que sobre el uso en la Biblia de la palabra misericordia que la misma se origina de las palabras hebreas Hesed y Rahamin. El primer término se refiere a una relación de fidelidad e implica piedad. El segundo se refiere a el apego de un ser humano por otro que se traduce en sentimientos de amor y compasión.
La misericordia es una cualidad o atributo de Dios, lo vemos a través de toda la Biblia. Ya en el capítulo 19 de Génesis se identifica la misericordia del Señor. Su misericordia está intrínsecamente ligada a su gracia. Por ser misericordioso su gracia es para con nosotros pues le place perdonarnos y amarnos, se apiada de nosotros sin merecerlo, se compadece por amor.
Así, toda la Palabra de Dios no exhorta a ser misericordiosos con los demás: “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso." (Lucas 6:36 RVR60). Del mismo modo se nos advierte que recibiremos misericordia si la impartimos y viceversa:
· “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” (Mateo 5:7 RVR60);
· “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” (Santiago 2:13 RVR60).
Como sabemos, la Biblia es un todo. Unas partes nos ayudan a entender otras, porque es un solo mensaje. Para comprender mejor el versículo que nos ocupa, acudamos a Lucas 6: 27-36 (RVR60):
“27 Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen;
28 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.
31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.
34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos.”
Por lo tanto, la misericordia es mayor que la justicia porque la misericordia implica piedad, comprensión, empatía y perdón. Es más fácil ser justo, que ser misericordioso; la misericordia va más allá de la justicia. La misericordia es un acto de amor. Como Dios es amor, al nosotros ser misericordiosos le emulamos. Por eso la misericordia triunfa sobre el juicio, porque es una manifestación del amor.
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” (1 Corintios 13:13 RVR60)
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