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Writer's pictureMinistra Arlene I. Salcedo

Mi tiempo no es mío

En La Biblia se utilizan dos palabras diferentes para referirse al tiempo: Kronos y Kairos. La primera se refiere a cantidad, mientras que la segunda se refiere a calidad. Kronos es utilizado para el concepto humano de tiempo (tiempo medible como día, hora, mes, año) mientras que Kairos se refiere al tiempo perfecto y de bendición de Dios.

Mi tiempo (Kronos) no es mío, así como tampoco yo me pertenezco. Mi tiempo y por tanto, mi vida, pertenecen a Jehová. Así pues, mis minutos son valiosos, mis horas son importantes. Por eso tengo que usar ese tiempo en actividades que agraden a Jehová, dador de la vida.

Mi vida tiene que dar gloria a aquél cuyo amor lo trasciende todo. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;” (Colosenses 3:23 RVR60)

En el bautismo renunciamos al pecado y dejamos atrás la criatura que éramos, convirtiéndonos en criatura nueva. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17 RVR60) Así, habiendo primeramente aceptado y confesado a Jesucristo como nuestro salvador personal, entramos en un nuevo pacto. Jesucristo cumplió su parte habiéndonos salvado al entregar su cuerpo en la cruz. Ahora nos toca a nosotros llevar nuestra cruz caminando diariamente en una vida que imite a Jesús. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20 RVR 60). Es por eso que La Biblia nos exhorta a morir para nosotros mismos y entonces vivir para Cristo. Por eso nuestro tiempo (Kronos) no nos pertenece, nuestra vida no nos pertenece, le pertenecen aquél que nos amó desde el vientre de nuestra madre. Es nuestra responsabilidad como parte del pacto no desperdiciar el recurso de tiempo que Dios nos ha dado. Nos corresponde entonces, maximizar nuestros recursos, particularmente el tiempo (Kronos) y los talentos que nos fueron dados en bendición (en el tiempo perfecto de Dios, Kairos) para que la gloria de Dios sea manifiesta a través de nuestras vidas. No podemos permitir que las cosas del mundo, las cuales no son trascendentes, nos distraigan de las cosas espirituales para las cuales debemos tener prioridad de actitud y acción. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” (Efesios 5: 15-17 RVR60)


¡Aprovecha tu Kronos! Todavía estás a tiempo.


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