El que tenga oídos, que oiga».
10 Los discípulos se acercaron y le preguntaron:
—¿Por qué le hablas a la gente en parábolas?
11 —A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos no. 12 Al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará. 13 Por eso les hablo a ellos en parábolas:
»Aunque miran, no ven; aunque oyen, no escuchan ni entienden.
14 En ellos se cumple la profecía de Isaías:
»“Por mucho que oigan, no entenderán; por mucho que vean, no percibirán. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible; se les han embotado los oídos, y se les han cerrado los ojos. De lo contrario, verían con los ojos, oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se convertirían, y yo los sanaría”.
(Mateo 13:9-15 NVI)
Hay personas que aunque dicen ser cristianas, cierran las puertas a la verdad. Son tercas, soberbias, no quieren aprender porque se consideran muy sabias. Teniendo ojos no ven, teniendo oídos no escuchan porque su actitud obstaculiza su capacidad. No quieren aceptar una verdad que no les resulte cómoda, conveniente.
La Palabra de Dios es clara, toda sabiduría parte del temor de Dios. (Proverbios 9:10) Cuando no queremos aceptar las guías de conducta que nos brinda La Biblia, inventamos razones intentando excusar nuestra interpretación acomodaticia de su mensaje. Queremos ser cristianos sin cargar nuestra cruz.
Es a esos que hasta lo poco que tienen se le quitará. Ya hemos sido advertidos a no ser sabios en nuestra propia opinión (Proverbios 3:7). Seamos humildes y rindamos nuestra voluntad a la del Señor. ¿Cómo?
Estudia La Palabra (es el mensaje de Dios para nosotros, su voluntad manifiesta), ora por discernimiento (Dios quiere que te comuniques con Él y le pidas lo que necesites, aunque ya conoce tu necesidad), ayuna (Dios quiere que dependas de Él, no solo de pan vive el hombre). Tu relación con Dios tiene que ser tu prioridad. No dejes que otras cosas te desvíen, no te distraigas con asuntos secundarios, tu tiempo primero tiene que ser del Señor. “Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.” (Mateo 6:21 NVI)
El mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. “Y Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente” (Mateo 22:37 RVR60D Dios quiere entrega, es un Dios de tiempo completo, de todos los días. ¡Él no quiere migajas! “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15-16)
Abre tus ojos y tus oídos, pero sobre todo tu mente y tu corazón.
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